Olvidando todo lo que habéis aprendido, podéis volver a partir con nuevas bases tan asombrosas como imprescindibles. Este descubrimiento implica un total cuestionamiento de vuestro modo de vida y permite encontrar rápidamente un equilibrio, físico o psíquico, afectivo, familiar o profesional, correspondiente a un nuevo equilibrio de vuestros pensamientos.
Alejados de nuestro doble, abandonados a nuestra suerte, nos hemos complicado la mente y la vida, generando pensamientos que construyen futuros y forjan potenciales de sufrimiento para nuestro presente. Todos los pensamientos que generamos durante el día dan lugar a futuros distintos. Cada futuro que promovemos es un potencial que, si no lo evitamos, va a ser actualizado en el presente. Expresado de otro modo: en el presente estamos recibiendo las consecuencias del futuro.
El problema es que nos estamos acercando al final de uno de los ciclos de desdoblamiento de los tiempos, que recordemos es de 25.920 años. Cuando San Juan escribía, en el Apocalipsis, “el final de los tiempos”, debemos entender “el final de un ciclo de división de los tiempos”. La fecha, puramente teórica, de este final, es el año 2079. Pero todo parece indicar que llegará antes. Si continuamos creándonos, a escala individual y colectiva, un futuro potencial tan peligroso como el que actualmente estamos creando, en el momento de la reunificación de los tiempos este potencial peligroso se actualizará.
Estamos a tiempo de rectificar. Un cambio en nuestra manera de pensar debe llevarnos a la construcción de futuros potenciales beneficiosos. Pensando ahora en lo colectivo, si un número suficiente de personas se ocupa de crearse un futuro benévolo esto va a ejercer de dique protector contra futuros detestables que amenazan el conjunto de nuestra especie.
La ley del desdoblamiento del tiempo nos envía a la ley de Moisés…
Las Escrituras dicen: “No hagas al prójimo lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Ahora bien, la ley es: “No pienses en hacer al prójimo lo que no quisieras que el prójimo pensara en hacerte a ti”. Esto es mucho más importante puesto que, como hemos dicho anteriormente, cada pensamiento fabrica un potencial. Un acto es la actualización de un potencial, vemos pues su resultado, pero un pensamiento fabrica un potencial en el futuro.
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Encontramos esta idea en la historia del diluvio contada en las tablas sumerias, mucho antes de Moisés. El Noé sumerio se llamaba Ziusudra y fue salvado por una nave llamada”el Arca”, como la de Noé. Pero en esa nave no son animales lo que se encerró, sino algo todavía más extraordinario: ¡los sueños de Ziusudra! Esto significa que encerraron dentro un futuro potencial. Para actualizarlo en la realidad hace falta un hombre. Así pues, el potencial creado vuelve a ser un potencial actual, es decir, una realidad. Descubrir este escrito durante mis investigaciones fue apasionante.